Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesiacomo ella quiere ser servida.
Que sean hombres,
testigos del Eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia
con tu mismo paso y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre, Santa María:
Ella, que estuvo presente en tu Vida,
estará siempre presente
en la vida de tus sacerdotes. Amén.
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