miércoles, 21 de marzo de 2012
a vueltas con el día del Seminario
Se trata de un reportaje en el que podemos entrar a compartir un día con nuestros seminaristas, que están preparándose en el Seminario de Orihuela. Empieza en el minuto 01:07 no os defraudará...
Damos las gracias al programa "de Par en Par" de la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación de Orihuela-Alicante
lunes, 19 de marzo de 2012
SAN JOSÉ
«No
temas acoge en tu casa a María, tu mujer"
No
sabemos muchas cosas sobre la vida de San José. El Evangelio sólo reproduce
tres o cuatro de sus acciones; y un antiguo autor observó que faltaba una de
sus palabras. Posiblemente... el Espíritu Santo lo quiso así para destacar el
silencio y la humildad de san José, su amor por la soledad y la vida escondida.
Sea lo que sea, tuvimos con esto una gran pérdida. Si el Señor hubiera
permitido que se supiera detalladamente la vida de este gran santo, habríamos
encontrado, sin duda, bellos ejemplos, bellas reglas, sobre todo para los que
viven en el estado del matrimonio...
Toda la vida de San José puede dividirse en dos partes: la primera es la que precedió a su matrimonio; la segunda es todo lo que lo siguió. No sabemos nada en absoluto de la primera y sabemos muy pocas cosas de la segunda. Pretendo sin embargo resaltar que ambas fueron muy santas: la primera ya que fue coronada con un matrimonio muy ventajoso; la segunda fue todavía más santa ya que pasó totalmente en este matrimonio...
¡Qué provecho debió sacar San José de los años de conversación contínua que tuvo con la Virgen Santísima!... No dudo de ninguna manera de que el mismo silencio de María fuera extremadamente edificante y que fuera suficiente mirarla para sentirse llevado a amar Dios y a despreciar el resto. ¡Pero cómo debían ser las conversaciones de un alma donde habita el Espíritu Santo, en la cual Dios derramó la plenitud de la gracia y que tenía más amor que todos los serafines juntos!
¡Qué fuego no saldría de su boca, cuando la abría para expresar los sentimientos de su corazón! ¡Qué frialdades, qué hielos no habrá disipado este fuego! ¡Pero qué efecto produciría en José qué tenía ya tanta disposición a ser inflamado!... Este gran fuego, capaz de abrasar toda la tierra, sólo tuvo el corazón de José para calentar y consumir durante un gran número de años... ¡Si Ella creyó que el corazón de San José era una parte del suyo, qué cuidado tendría en inflamarlo del amor de Dios!
Toda la vida de San José puede dividirse en dos partes: la primera es la que precedió a su matrimonio; la segunda es todo lo que lo siguió. No sabemos nada en absoluto de la primera y sabemos muy pocas cosas de la segunda. Pretendo sin embargo resaltar que ambas fueron muy santas: la primera ya que fue coronada con un matrimonio muy ventajoso; la segunda fue todavía más santa ya que pasó totalmente en este matrimonio...
¡Qué provecho debió sacar San José de los años de conversación contínua que tuvo con la Virgen Santísima!... No dudo de ninguna manera de que el mismo silencio de María fuera extremadamente edificante y que fuera suficiente mirarla para sentirse llevado a amar Dios y a despreciar el resto. ¡Pero cómo debían ser las conversaciones de un alma donde habita el Espíritu Santo, en la cual Dios derramó la plenitud de la gracia y que tenía más amor que todos los serafines juntos!
¡Qué fuego no saldría de su boca, cuando la abría para expresar los sentimientos de su corazón! ¡Qué frialdades, qué hielos no habrá disipado este fuego! ¡Pero qué efecto produciría en José qué tenía ya tanta disposición a ser inflamado!... Este gran fuego, capaz de abrasar toda la tierra, sólo tuvo el corazón de José para calentar y consumir durante un gran número de años... ¡Si Ella creyó que el corazón de San José era una parte del suyo, qué cuidado tendría en inflamarlo del amor de Dios!
viernes, 16 de marzo de 2012
miércoles, 14 de marzo de 2012
Pasión por el Evangelio
La pasión es un movimiento del alma, una exaltación de nuestro ser, que
surge espontáneamente, sin que medie determinación alguna por parte de quien es
presa de ella. Es un elemento fundamental de la experiencia del amor, aunque
esta no se agota en la pasión. La pasión embruja, hechiza, desinstala de la
realidad habitual para hacer entrar a quien posee en una dimensión distinta, en
otro orden de realidad. Es la condición indispensable del enamoramiento. Pensar
en el sacerdote es pensar en una persona enamorada y que transmite ese Amor con
su vida: Jesucristo.
viernes, 9 de marzo de 2012
Un regalo de Dios
Dentro de poco celebraremos el Día del Seminario, una oportunidad para dar gracias a Dios por el don de la vocación en sus rostros concretos: Fernando, José, Luis Alfredo, Antonio, José Juan, Carlos,... ¿y tú...?
miércoles, 7 de marzo de 2012
...a vosotros, pastores y presbíteros, consagrados y consagradas...
Es un texto del año 1997 fruto de un Congreso en Roma. Merece la pena leerlo...
...Siempre
con la esperanza en el corazón nos dirigimos a vosotros, sacerdotes, y a
vosotros, consagrados y consagradas, en la vida religiosa y en los institutos
seculares. Quienes habéis oído una particular llamada para seguir al Señor en
una vida totalmente dedicada a El, estáis, también, particularmente llamados,
todos sin excepción alguna, a testimoniar la belleza del seguimiento.
Sabemos
cuán difícil es hoy esta propuesta y cuán halagadora la tentación del
desaliento cuando el trabajo parece inútil. « La pastoral vocacional constituye
el ministerio más difícil y más delicado ».(3) Pero también querríamos recordar
que no hay nada más a propósito que un testimonio apasionado de la propia
vocación para hacerla atractiva. Nada es más lógico y coherente en una vocación
que engendrar otras vocaciones, lo que os convierte, con todo derecho, en «
padres » y « madres ». En particular, querríamos con este documento dirigirnos
no sólo a quien tiene la tarea explícita de la promoción vocacional, sino
también a quien no tiene un empeño directo en ella, o a quien cree no tener
ninguna obligación al respecto.
Quisiéramos
recordaros que sólo un testimonio coral hace eficaz la animación vocacional, y
que la crisis vocacional va unida, ante todo, a la falta de responsabilidad de
algún testimonio que hace débil el mensaje. En una Iglesia toda vocacional,
todos son animadores vocacionales. Dichosos vosotros, si sabéis decir con
vuestra vida que servir a Dios es hermoso y satisfactorio, y descubrir que en
El, el Viviente, se esconde la identidad de cada viviente (cfr. Col
3,3).
sábado, 3 de marzo de 2012
jueves, 1 de marzo de 2012
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