Catholic-link- Un primer paso hacia un amor auténtico es una mirada pura; sin doble sentido; que busca en la mirada del otro una puerta abierta hacia un mundo maravilloso. Es una mirada que no pone condiciones, no sujeta su interés a tal o cual virtud o tal o cual defecto; sino que lo quiere todo, lo espera todo, lo contempla todo; en el fondo intuye que la belleza sin verdad es un encanto que no dura.
El amor que inicia con un cruce de miradas de este tipo (como en el video), tiene una fuerza de atracción que no se debilita fácilmente ante la presencia de obstáculo alguno. Prosigue pujante ante todo charco de miseria, todo vitral de vanidad y hasta es capaz de enfrentar – no sin serías dificultades – la embestida violenta de la infidelidad. Desde mi punto que los alimenta y que va sanando, con su cooperaciónde vista, un amor capaz de sortear estos obstáculos no es otro que aquél del que miró al otro y se miró a sí mismo, desde el inicio, según la verdad; sin cerrar los ojos a su pobreza ni a su grandeza; sabiendo que sacar adelante un proyecto de vida juntos estaría lleno de perdón y de ser perdonados.
Precisamente por esto, – como última reflexión – por esa mirada veraz que se dan el uno al otro y que es fundamento de un amor auténtico, resulta natural, lógico y hermoso,abrirse a la presencia de Dios que conduce a la pareja con su gracia, , todas sus heridas; las hechas y las recibidas. El tierno auxilio de Dios es la garantía de que el matrimonio católico no sea una apuesta imposible. ¿No te parece?
Como recurso para profundizar en el tema les dejo la linda respuesta que le da el Papa Benedicto XVI a una pareja de novios que encontró en el último Encuentro Internacional de las Familias en Milán. Aquí el link (es la respuesta a la segunda pregunta, para que no se confundan).
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