viernes, 21 de octubre de 2011
JOSE JUAN: " HAY QUE PONERSE A TIRO"
Estamos convencidos: la JMJ ha sido una bendición para la Iglesia Universal, pero muy especialmente para la Iglesia de España. La oración de tantos jóvenes y mayores y las experiencias vividas en Madrid han sido el detonante de nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida cristiana comprometida. José Juan Vizcaíno Gandía, es un joven de la Parroquia “Santiago Apóstol” de Montealegre del Castillo (Albacete). Tiene 23 años y es licenciado en Historia. Él es uno de los tres jóvenes que han decidido entrar a nuestro Seminario este curso. Aunque su vocación ha sido largamente meditada, sabemos que la JMJ ha servido de acicate para dar el paso. Está todavía deshaciendo maletas y conociendo el inmenso edificio que alberga el Seminario de Orihuela (donde nuestros seminaristas se forman), pero saca unos minutos para atender nuestras preguntas.
José Juan, nos toca comenzar con la pregunta de obligado cumplimiento : ¿Cómo surge tu vocación y qué te lleva a descubrirla?
Desde muy pequeño ya me sentía llamado a ser sacerdote. Aunque lo negaba públicamente , algo en mi interior me llamaba al sacerdocio. Fue un día en Misa: Al ver salir al sacerdote dije entre mí: algún día llegaré a ser cura. Pero entonces el mundo y sus tentaciones actuaron y me apartaron del camino.
Llegado el momento de dejar el instituto para proseguir estudios, la opción del sacerdocio seguía viva en mí, pero una vez más, tentado por el mundo comencé mis estudios en la licenciatura de Historia.
¿Por qué decides entrar en el Seminario?
La decisión estaba tomada tiempo atrás. Podría destacar dos momentos importantes…
Ya en el segundo curso de los estudios universitarios me di cuenta de que realmente no me llenaba el estudio de Historia. Me preguntaba a menudo qué es lo que haría al terminar la carrera. Tras mucho reflexionar y rezar, decidí que terminaría mis estudios universitarios y después comenzaría los Estudios Eclesiásticos.
Hubo un segundo momento : En esta decisión, y sin saberlo él, tuvo mucho que ver mi párroco : En una de las homilías que pronunció durante la celebración de la novena en honor a mi Patrona, la Virgen de Consolación, habló sobre la vocación al sacerdocio y las distintas respuestas. Parecía que estuviera describiendo a la perfección lo que yo sentía, y en sus palabras vi con claridad que realmente el Señor me daba signos de llamada al sacerdocio.
Han pasado cuatro años desde la toma de la decisión y he de decir que varias veces me he visto muy tentado a no entrar, pero decidí ser valiente y afrontar la situación, respondiendo plena y afirmativamente a la llamada del Señor.
¿Qué esperas de estos años de formación?
Sinceramente de estos años espero no sólo la formación académica para desempeñar nuestro trabajo de pastores y sacerdotes, sino una formación humana, espiritual, de vida comunitaria… en resumen: una formación integral que me ayude a servir con empeño a la Iglesia representada en las distintas comunidades a las que el Obispo me quiera enviar una vez recibido el don, el regalo inmerecido de la ordenación, si Dios así lo quiere.
Afronto estos años de estudio con una gran ilusión y esperanza.
¿Qué le dirías a todas las personas que todavía no han tomado una opción clara en su vida?
Pues le diría en primer lugar que tiene que “ponerse a tiro” del Señor. Es difícil en esta sociedad del mp, del móvil, del portátil…, el tener el silencio necesario para escuchar la voz de Dios. Hay que buscar momentos de oración, poner la vida en manos del Señor en esos momentos y después fiarse, dar el gran salto en el trampolín que nos lleva a una felicidad completa y segura, porque el Señor no se arrepiente: Llama y da los medios para poder responder a la llamada. Le diría que no tenga miedo. Que sea como sea (vida consagrada, matrimonio cristiano , sacerdocio), el Señor le está llamando a la felicidad y a la plenitud.
Dejamos a José Juan abriendo cajas, colocando libros en la estantería. Se queda con una sonrisa en la cara, en una cara que nos habla ya de una alegría que viene con total seguridad de Dios.
Le deseamos suerte y fortaleza para dar los pasos que el Señor le pida. A vosotros, lectores de este blog, os pedimos que pidáis al Señor por él y por los otros siete seminaristas de Albacete, a los cuales iremos conociendo un poco mejor en próximas entradas.
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