Es un texto del año 1997 fruto de un Congreso en Roma. Merece la pena leerlo...
...Siempre
con la esperanza en el corazón nos dirigimos a vosotros, sacerdotes, y a
vosotros, consagrados y consagradas, en la vida religiosa y en los institutos
seculares. Quienes habéis oído una particular llamada para seguir al Señor en
una vida totalmente dedicada a El, estáis, también, particularmente llamados,
todos sin excepción alguna, a testimoniar la belleza del seguimiento.
Sabemos
cuán difícil es hoy esta propuesta y cuán halagadora la tentación del
desaliento cuando el trabajo parece inútil. « La pastoral vocacional constituye
el ministerio más difícil y más delicado ».(3) Pero también querríamos recordar
que no hay nada más a propósito que un testimonio apasionado de la propia
vocación para hacerla atractiva. Nada es más lógico y coherente en una vocación
que engendrar otras vocaciones, lo que os convierte, con todo derecho, en «
padres » y « madres ». En particular, querríamos con este documento dirigirnos
no sólo a quien tiene la tarea explícita de la promoción vocacional, sino
también a quien no tiene un empeño directo en ella, o a quien cree no tener
ninguna obligación al respecto.
Quisiéramos
recordaros que sólo un testimonio coral hace eficaz la animación vocacional, y
que la crisis vocacional va unida, ante todo, a la falta de responsabilidad de
algún testimonio que hace débil el mensaje. En una Iglesia toda vocacional,
todos son animadores vocacionales. Dichosos vosotros, si sabéis decir con
vuestra vida que servir a Dios es hermoso y satisfactorio, y descubrir que en
El, el Viviente, se esconde la identidad de cada viviente (cfr. Col
3,3).
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