La pasión es un movimiento del alma, una exaltación de nuestro ser, que
surge espontáneamente, sin que medie determinación alguna por parte de quien es
presa de ella. Es un elemento fundamental de la experiencia del amor, aunque
esta no se agota en la pasión. La pasión embruja, hechiza, desinstala de la
realidad habitual para hacer entrar a quien posee en una dimensión distinta, en
otro orden de realidad. Es la condición indispensable del enamoramiento. Pensar
en el sacerdote es pensar en una persona enamorada y que transmite ese Amor con
su vida: Jesucristo.
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