Hoy asistiremos, un año más, al impresionante desfile de carrozas que cerrará la imagen de la Santísima Virgen de los Llanos. Entronizada su imagen en el corazón del recinto ferial, recibirá la visita de miles de albacetenses. Y es que Albacete celebra, a la vez, la fiesta de la Virgen y la Feria; o la Feria en honor de la Virgen de los Llanos. Albacete no sería lo que es sin su Feria, porque algo fundamental faltaría a su identidad. Pero seguramente la Feria tampoco sería lo que es sin la Virgen de los Llanos, a cuya sombra creció. El día 8, en la S.I. Catedral celebraremos la fiesta litúrgica en su honor. Y el domingo, día 11, miles de albacetenses expresarán con flores el cariño que sienten por su Madre y Patrona.
He dicho muchas veces que hay pocas cosas con tanto encanto como un pueblo en fiestas, sobre todo si la fiesta es entorno a la Santísima Virgen. Cuando esto acontece, aunque las circunstancias nos hayan hecho distintos o la vida nos haya dispersado por los cuatro puntos cardinales, como ha sucedido en tantas familias nuestras en tiempos todavía cercanos, el encuentro con la Madre vuelve a refrescar en la memoria del corazón nuestra condición de hijos y por tanto de hermanos. Esa es la alegría más grande de las madres: contemplar reunidos a los hijos. María, por ser Madre, siempre hace familia, hace pueblo y hace Iglesia. Esperemos que la exuberancia de luces, colores y sonidos que es la Feria no haga pasar desapercibida la presencia de la Virgen en su imagen de los Llanos.
Las madres sufren cuando hay hijos que lo pasan mal. Y en Albacete hay muchos hijos que lo están pasando mal por falta de trabajo y de recursos. Que el exceso no se convierte en ofensa para los que no tienen; que la alegría no nos haga olvidar a los que sufren. Es lo que nos pide nuestra Madre de los Llanos.
La fiesta va unida a la alegría, al don de vivir, a la gratuidad, a la participación, a la acogida del otro. No hay fiesta en soledad ni en mera utilidad. Si falta el motivo, la fiesta se queda en euforia provocada, en fiesta artificial, tan sin sustancia que a la postre sólo nos deja la frustración y el amargo sabor de la resaca.
Feliz Feria a todos los albacetenses y cuantos en esos días nos visiten. Que la Santísima Virgen de los Llanos bendiga todos.
Ciriaco BenaventeObispo de Albacete
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