miércoles, 18 de agosto de 2010

QUIEREN SER SACERDOTES

La vocación es un misterio maravilloso. Nace en el lugar más recóndito del ser humano, en su mismo corazón, y se fragua en la sencillez de la existencia cotidiana, a veces sin que nada indique que algo sublime está pasando. La vocación es siempre el misterio de un encuentro: el de Cristo, que pasa, mira y dice: “Ven y sígueme”; y el de un ser humano que, dejándolo todo, se va tras Él. Este encuentro, aunque es íntimo y personal, se suele producir en circunstancias concretas que unas veces le son favorables y otras lo pueden obstaculizar. Lo favorece, sin duda, el clima vocacional; si se fomenta la vida cristiana en la familia y en la parroquia, será más fácil el cruce de la mirada de Jesús con la del joven. En cambio, si en la catequesis infantil y en la pastoral juvenil la intimidad con Jesucristo no cuenta mucho, siempre será más complicado que haya un encuentro de persona a persona entre el joven y Él. También se hace difícil la vocación cuando el clima social, y en especial el familiar, le es poco favorable; y sería casi imposible si la alegría de la llamada no se refleja en la vida de los sacerdotes.

Así suelen ser las cosas según los cálculos humanos. Sin embargo, a veces, aunque el viento parezca poco favorable, la fuerza irresistible de la llamada hace posible un repunte vocacional; y lo que los cálculos humanos no esperaban, sí se convierte en posible para los que se fían de los cálculos divinos. En el hoy de la Iglesia, en el que se pone de relieve lo mejor y más auténtico del sacerdocio, pero también lo más penoso y deleznable, están surgiendo, en número creciente, vocaciones profundamente convencidas que apuntan a una generación de seminaristas sanos humanamente, santos espiritualmente, preparados intelectualmente y con mucho brío misionero en sus inquietudes pastorales. Afortunadamente, son cada vez más los jóvenes que ¡quieren ser sacerdotes! Y son también cada vez más los que los admiran porque, aunque su opción no cotice al alza, ¡quieren ser sacerdotes!

X Amadeo Rodríguez Magro. Obispo de Plasencia

martes, 17 de agosto de 2010

EN LA TIERRA DE JESÚS...

Hace dos días que nos hemos bajado del avión que nos trajo de Jerusalén. Hemos contemplado los mismos sitios que Jesús contempló cuando nos dio a conocer el Amor de Dios. Ahora la Biblia se lee de otra manera porque nuestra imaginación se alimenta con imágenes reales. Ahora tenemos más motivos para sonreir porque la tumba está vacía y Él camina con nosotros, no nos abandona. Una peregrinación como esta no termina porque te acompaña en el camino de todos los días. No se podrá olvidar.

martes, 10 de agosto de 2010

PEREGRINACIÓN A SANTIAGO


El verano sigue avanzando, y este tiempo propicio para convivencias, viajes y demás, también ha servido para que un nutrido grupo de jóvenes de casi todos los rincones de la Diódesis, hayamos peregrinado en este año Xacobeo a la tumba del Apóstol. Hemos participado de la PEJ (Peregrinación Europea de Jóvenes), precedida de unos días de Camino por la ruta de la Plata, desde Orense, uniéndonos a otras diócesis españolas. La experiencia, que sirve para calentar motores de cara a la JMJ de Madrid 2011, ha sido muy enriquecedora para todos los que hemos participado: por la convivencia, por los momentos de encuentro personal y con el Señor, por ver que ser un joven cristiano no es algo tan raro ni tan triste como a veces nos hacen pensar.

Muchas gracias a todos los que durante estos días habéis compartido experiencias, ilusiones y alegrías, para hacer de la nuestra una peregrinación inolvidable. ¡¡Nos vemos en Madrid!!