domingo, 7 de octubre de 2012
DOCTOR DE LA IGLESIA
miércoles, 18 de agosto de 2010
QUIEREN SER SACERDOTES

Así suelen ser las cosas según los cálculos humanos. Sin embargo, a veces, aunque el viento parezca poco favorable, la fuerza irresistible de la llamada hace posible un repunte vocacional; y lo que los cálculos humanos no esperaban, sí se convierte en posible para los que se fían de los cálculos divinos. En el hoy de la Iglesia, en el que se pone de relieve lo mejor y más auténtico del sacerdocio, pero también lo más penoso y deleznable, están surgiendo, en número creciente, vocaciones profundamente convencidas que apuntan a una generación de seminaristas sanos humanamente, santos espiritualmente, preparados intelectualmente y con mucho brío misionero en sus inquietudes pastorales. Afortunadamente, son cada vez más los jóvenes que ¡quieren ser sacerdotes! Y son también cada vez más los que los admiran porque, aunque su opción no cotice al alza, ¡quieren ser sacerdotes!
X Amadeo Rodríguez Magro. Obispo de Plasencia
sábado, 12 de junio de 2010
CONSAGRACIÓN DE LOS SACERDOTES A MARÍA
en este lugar de gracia,
convocados por el amor de tu Hijo Jesús,
Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros,
hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,
nos consagramos a tu Corazón materno,
para cumplir fielmente la voluntad del Padre.
Somos conscientes de que, sin Jesús,
no podemos hacer nada (cfr. Jn 15, 5)
y de que, sólo por Él, con Él y en Él,
seremos instrumentos de salvación para el mundo.
Esposa del Espíritu Santo,
alcánzanos el don inestimable
de la transformación en Cristo.
Por la misma potencia del Espíritu que,
extendiendo su sombra sobre Ti,
te hizo Madre del Salvador,
ayúdanos para que Cristo, tu Hijo,
nazca también en nosotros. Y, de este modo,
la Iglesia pueda ser renovada por santos sacerdotes,
transfigurados por la gracia de Aquel
que hace nuevas todas las cosas.
Madre de Misericordia,
ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamado
a ser como Él: luz del mundo y sal de la tierra
(cfr. Mt 5, 13-14).
Ayúdanos,
con tu poderosa intercesión,
a no desmerecer esta vocación sublime,
a no ceder a nuestros egoísmos,
ni a las lisonjas del mundo,
ni a las tentaciones del Maligno.
Presérvanos con tu pureza,
custódianos con tu humildad
y rodéanos con tu amor maternal,
que se refleja en tantas almas
consagradas a ti
y que son para nosotros
auténticas madres espirituales.
Madre de la Iglesia,
nosotros, sacerdotes,
queremos ser pastores
que no se apacientan a sí mismos,
sino que se entregan a Dios por los hermanos,
encontrando la felicidad en esto.
Queremos cada día repetir humildemente
no sólo de palabra sino con la vida,
nuestro « aquí estoy ».
Guiados por ti,
queremos ser Apóstolesde la Divina Misericordia,
llenos de gozo por poder celebrar diariamente
el Santo Sacrificio del Altar
y ofrecer a todos los que nos lo pidan
el sacramento de la Reconciliación.
Abogada y Mediadora de la gracia,
tú que estás unida a la única mediación universal de Cristo,
pide a Dios, para nosotros,
un corazón completamente renovado,
que ame a Dios con todas sus fuerzas
y sirva a la humanidad como tú lo hiciste.
Repite al Señor esa eficaz palabra tuya: «no les queda vino » (Jn 2, 3),
para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros,
como una nueva efusión,
el Espíritu Santo.
Lleno de admiración y de gratitud
por tu presencia continua entre nosotros,
en nombre de todos los sacerdotes,
también yo quiero exclamar:
«¿quién soy yo para que me visite
la Madre de mi Señor?» (Lc 1, 43).
Madre nuestra desde siempre,
no te canses de «visitarnos»,
consolarnos, sostenernos.
Ven en nuestra ayuda
y líbranos de todos los peligros
que nos acechan.
Con este acto de ofrecimiento y consagración,
queremos acogerte de un modo
más profundo y radical,
para siempre y totalmente,
en nuestra existencia humana y sacerdotal.
Que tu presencia haga reverdecer el desierto
de nuestras soledades y brillar el sol
en nuestras tinieblas,
haga que torne la calma después de la tempestad,
para que todo hombre vea la salvación
del Señor, que tiene el nombre y el rostro de Jesús,
reflejado en nuestros corazones,
unidos para siempre al tuyo.
Así sea.
viernes, 11 de junio de 2010
FIDELIDAD DE CRISTO, FIDELIDAD DEL SACERDOTE

Que todos los sacerdotes del mundo reflejen el rostro de Cristo.
Que Él sea la razón de sus vidas entregadas.
NUEVO FORMATO Y FACEBOOK

jueves, 10 de junio de 2010
ENCUENTRO INTERNACIONAL DE SACERDOTES
En el fin del Año sacerdotal, lo importante son sacerdotes santos, no ingenieros
sábado, 15 de mayo de 2010
Una florecilla!!!!
Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Comentario del Evangelio por: San Juan María Vianney (1786-1859), presbítero, párroco de Ars.
Fijaos bien, hijos míos: el tesoro de un cristiano no está en la tierra, está en el cielo (Mt 6,20). Pues bien, nuestro pensamiento debe estar allí donde está nuestro tesoro. El hombre tiene una muy bella función, la de orar y la de amar. Oráis, amáis: esta es la dicha del hombre sobre la tierra.
La oración no es otra cosa sino la unión con Dios. Cuando tenemos el corazón puro y unido a Dios, sentimos en nosotros como un bálsamo, una dulzura que embriaga, una luz que encandila. En esta unión íntima, Dios y el alma son como dos pedazos de cera que se funden juntos; ya nadie puede separarlos. Es una cosa muy bella esta unión de Dios con su pequeña criatura. Es una dicha que no se puede comprender. Merecimos no poder orar, pero Dios, en su gran bondad, nos ha permitido poder hablar con él. Nuestra oración es un incienso que él recibe con sumo placer.
Hijos míos, tenéis un corazón pequeño, pero la oración lo ensancha y lo vuelve capaz de amar a Dios. La oración es pregustar el cielo, algo que destila del paraíso. Jamás nos deja sin dulzura. Es una miel que baja hasta el alma y lo dulcifica todo. Las penas se esfuman ante una oración bien hecha, tal como la nieve ante el sol.
sábado, 8 de mayo de 2010
GRACIAS POR VUESTRA VIDA
Un pequeño homenaje a muchísimos sacerdotes anónimos que, calladamente, dan su vida todos los días sin pedir nada a cambio
Es un buen día para empezar
jueves, 17 de diciembre de 2009
VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS

jueves, 10 de diciembre de 2009
SACERDOTE, ORACIÓN Y COMUNIDAD

jueves, 3 de diciembre de 2009
PAPEL INSUSTITUIBLE DEL SACERDOTE

En sus fieles y en sus ministros la Iglesia es sobre la tierra la comunidad sacerdotal estructurada orgánicamente como Cuerpo de Cristo, para desempeñar eficazmente, unida a su Cabeza, su misión histórica de salvación.[...]. En efecto, los miembros no tienen todos la misma función: esto es lo que constituye la belleza y la vida del cuerpo (cf. 1 Co 12, 14-17). Es en la diversidad esencial entre sacerdocio ministerial y sacerdocio común donde se entiende la identidad específica de los fieles ordenados y laicos. Por esa razón es necesario evitar la secularización de los sacerdotes y la clericalización de los laicos. Desde esa perspectiva, por tanto, los fieles laicos deben esforzarse por expresar en la realidad, incluso a través del compromiso político, la visión antropológica cristiana y la doctrina social de la Iglesia. En cambio, los sacerdotes deben evitar involucrarse personalmente en la política, para favorecer la unidad y la comunión de todos los fieles, y para poder ser así una referencia para todos. Es importante hacer que crezca esta conciencia en los sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos, animando y vigilando para que cada uno se sienta motivado a actuar según su propio estado.
La profundización armónica, correcta y clara de la relación entre sacerdocio común y ministerial constituye actualmente uno de los puntos más delicados del ser y de la vida de la Iglesia. Por un lado, el escaso número de presbíteros podría llevar a las comunidades a resignarse a esta carencia, consolándose tal vez con el hecho de que esta situación pone mejor de relieve el papel de los fieles laicos. Pero no es la falta de presbíteros lo que justifica una participación más activa y numerosa de los laicos. En realidad, cuanto más toman conciencia los fieles de sus responsabilidades en la Iglesia, tanto más sobresalen la identidad específica y el papel insustituible del sacerdote como pastor del conjunto de la comunidad, como testigo de la autenticidad de la fe y dispensador, en nombre de Cristo-Cabeza, de los misterios de la salvación.
Sabemos que la "misión de salvación, confiada por el Padre a su Hijo encarnado, es confiada a los Apóstoles y por ellos a sus sucesores: reciben el Espíritu de Jesús para actuar en su nombre y en su persona. Así, el ministro ordenado es el vínculo sacramental que une la acción litúrgica a lo que dijeron y realizaron los Apóstoles, y por ellos a lo que dijo y realizó Cristo, fuente y fundamento de los sacramentos" (Catecismo de la Iglesia católica, n. 1120). Por eso, la función del presbítero es esencial e insustituible para el anuncio de la Palabra y la celebración de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía, memorial del sacrificio supremo de Cristo, que entrega su Cuerpo y su Sangre. Por eso urge pedir al Señor que envíe obreros a su mies; además de eso, es preciso que los sacerdotes manifiesten la alegría de la fidelidad a su propia identidad con el entusiasmo de la misión.
Discurso del Papa a los obispos del Brasil
17 de septiembre 2009
jueves, 26 de noviembre de 2009
ALTER CHRISTUS


jueves, 19 de noviembre de 2009
SOBRE EL CURA DE ARS

Logró tocar el corazón de la gente no gracias a sus dotes humanas, ni basándose exclusivamente en un esfuerzo de voluntad, por loable que fuera; conquistó las almas, incluso las más refractarias, comunicándoles lo que vivía íntimamente, es decir, su amistad con Cristo. Estaba "enamorado" de Cristo, y el verdadero secreto de su éxito pastoral fue el amor que sentía por el Misterio eucarístico anunciado, celebrado y vivido, que se transformó en amor por la grey de Cristo, los cristianos, y por todas las personas que buscan a Dios.
jueves, 5 de noviembre de 2009
ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
como ella quiere ser servida.
Que sean hombres,
testigos del Eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia
con tu mismo paso y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre, Santa María:
Ella, que estuvo presente en tu Vida,
estará siempre presente
en la vida de tus sacerdotes. Amén.

jueves, 29 de octubre de 2009
PARA LOS SACERDOTES: ALEGRÍA

jueves, 22 de octubre de 2009
HOY ORAMOS POR LOS SACERDOTES
