sábado, 26 de abril de 2014

CAMINO DE SANTIDAD

Mañana es el gran día. Todos los hemos podido conocer, somos de la misma época. Son un ejemplo claro de que se puede ser cristiano y moderno, sin renunciar al mundo actual. Desde aquí hacemos un homenaje a su capacidad para dejarse guiar por Dios, que ha supuesto para la Iglesia una hermosa transformación para ser más fiel al mensaje de Jesucristo, el auténtico protagonista del acontecimiento de mañana.

San Juan XXIII y San Juan Pablo II intercedan por nosotros para vivir con autenticidad la fe y, sobre todo con la alegría de la entrega.

Estos tiempos son tiempos de Santos y nuestro sitio también está preparado por Dios, no lo dejemos vacío.

jueves, 10 de abril de 2014

Via Matrix



Mañana la Vigilia de Oración por las vocaciones se sumará al Via Matrix que organiza la Cofradía del Cristo de la agonía. Un buen momento para prepararnos para esta Semana Santa que tenemos ya muy cerca. Siguiendo los pasos de María, nos enseñará a seguir los pasos de Jesús. Eso es la vocación.

jueves, 3 de abril de 2014

Rubén, un testimonio de camino por el desierto. Seminarista de nuestra Diócesis






Hola, mi nombre es Ruben Valdez y soy de nacionalidad mexicana. Llevo ahora un año y tres meses en la Diócesis de Albacete de los cuales  seis han transcurrido en el seminario cursando el primer curso de estudios eclesiásticos. Es la experiencia más hermosa que me ha sucedido, estoy muy feliz de haber tomado la decisión de decirle si al Señor después de muchas circunstancias.

         Dios que siempre llama al hombre a ser feliz está siempre presente en el camino de nuestra vida. Mi vocación tiene algunos matices un poco exóticos. El Señor me llamo desde muy temprano pero yo siempre puse obstáculos y estuve huyendo del sentimiento y del deseo que él había despertado en mí, me costó mucho darle una respuesta, fueron muchos años de lucha conmigo mismo y con el Señor.

           Yo nací en el seno de una familia católica y desde muy pequeño fui introducido en los sacramentos mi abuela y mi madre fueron pilares indispensables en mi formación cristiana. Cuando cumplí los 14 años mis padres se separaron y a los dos años falleció mi abuela entonces comencé a alejarme de la Iglesia, abandone los estudios en primero de bachiller, comencé a trabajar en un bar, después de tres años sin pensar en las consecuencias decidí cruzar la frontera a los Estados Unidos, fue una experiencia que marco mi vida para siempre. Una vez que cruce la frontera había que cruzar también el desierto de Arizona, después de estar cinco días sin tener donde dormir y casi sin comer me consiguieron una persona para que me cruzara nos juntamos un grupo de once personas y el guía. Lamentablemente esta persona no tenía experiencia en el desierto y la travesía que era de dos días y para la cual habíamos comprado unos atunes enlatados y un galón de agua se convirtió en cuatro días, perdidos en medio de la nada sin alimentos y sin agua, experimentamos el dolor y el abandono, la sed física y espiritual que solo el desierto es capaz de dar. Afortunadamente apareció otro grupo de personas que también cruzaban el desierto buscando un futuro distinto del que vivía en su país de origen, nos prestaron ayuda y pudimos continuar. Ya en Estados unidos la cosa no fue mejor, había que enfrentarse a la dificultad de encontrar trabajo sin documentación en regla, a sufrir discriminación, amenazas de llamar a migración y ser repatriado con las manos vacías. Pero también aquí pude constatar la labor imprescindible de la Iglesia que siempre está al lado de los necesitados, de los más desprotegidos, fui testigo del acompañamiento de los sacerdotes y de los seminaristas con los trabajadores prestando sus servicios aun a costa de ser repudiados y amenazados, de ser agredidos, insultados a pesar de todo eso ellos estaban a lado de la gente y esto despertó aún más en mí el deseo de ser como ellos.

            Alguien que también influyo en mi vocación es mi hermana Sor. Pueblito, ella me ha apoyado siempre, me acompaño cuando no me desidia a responder a la llamada que el Señor me venía haciendo desde tiempo atrás. Dialogando con ella me decidí a decir si a Jesús, pero aún faltaban las últimas pruebas que Dios me había guardado en su providencia, la primera era que por mi edad ya no fácil que me aceptaran en un seminario de México, pues allí solo es hasta los 29 años para ser admitido a los estudios eclesiásticos. Mi hermana me propuso entonces hablar con el Obispo de Albacete y ver que nos podía decir yo acepte y unas semanas después recibí la llamada de Don Pedro Ortuño, el rector del seminario para decirme que si me aceptaban en la Diócesis, ahora había que empezar cuanto antes con los tramites de la visa. Esta fue la segunda y última prueba que el Señor me había reservado pues fui rechazado en por lo menos cuatro ocasiones en la embajada de España, fui insultado por las persona que me destinaron para realizarme el trámite. A pesar de haber reunido todos los requisitos y documentos que me pedían, me dijeron que en España ya tenían suficientes problemas con los curas y religiosos que tenían aquí como para que tuvieran que admitir a más y además extranjeros.

            Después de todas estas pruebas en las cuales nunca deje de recibir el apoyo de mi hermana, de mi madre y del rector del seminario finalmente conseguí la visa. Ya aquí en España las cosas se han dado de manera distinta siempre he estado apoyado por el seminario y por Don Ciriaco el Obispo de la Diócesis, quienes me han recibido de manera excelente por lo cual les estoy muy agradecido.
 
             Como podéis ver mi historia es un poco rara pero el Señor sabe lo que hace y a cada uno nos llama de distinta manera y en distinto tiempo y en esta llamada no importa lo que hayamos hecho ni donde hayamos buscado la felicidad para la cual estamos todos llamados lo importante es detenernos en nuestra vida preguntarle que quiere de nosotros  y una vez que lo sepamos con la ayuda de las personas y circunstancias que él mismo pone en nuestro camino seguirle sin temor, pues como nos lo han dicho los últimos tres papas: él, Dios no quita nada y si lo da todo.