sábado, 26 de marzo de 2011

“Y si yo te pido que vengas conmigo ¿qué me respondes?”


Sólo una palabra: GRACIAS.

Precioso testimonio de una "mamá" muy cercana a nosotros. Esperamos que os acerque un poquito más al Señor como lo ha hecho con nosotros...

Queridos hermanos en Jesús y María,

Mi nombre es Mª Carmen, nací en Balazote. Soy la primera hija de una familia humilde y luchadora ante las pruebas de la vida. He crecido feliz, sintiéndome muy querida por todos, tanto en mi familia como fuera de ella. De pequeña recuerdo que mi madre nos arreglaba para ir a misa los domingos y veía ese momento como una fiesta. Fui creciendo y me olvidé de la misa, solo iba en momentos puntuales cuando llegaban las fiestas del pueblo, en Semana Santa, también me gustaba ir a las procesiones. En mi familia no había más formación, ni compromiso cristiano.

Me gustaba ser maestra, pero no todas las familias podían dar estudios a sus hijos y también era importante ayudar en la economía familiar. Aunque era buena estudiante, al terminar EGB empecé a trabajar en un taller de confección. En ese periodo de mi vida, conocí a quién hoy es mi marido y al enamorarme todos mis planes cambiaron. Después de seis años de noviazgo decidimos casarnos. Éramos jóvenes, pero nos sentíamos capaces, preparados gracias al amor que sentíamos el uno hacia el otro, para dejar padre y madre, y unir nuestras vidas. A pesar de nuestra débil fe, en nosotros no había dudas y deseábamos la bendición de Dios con el sacramento del matrimonio. Con sincero corazón nos preparamos en el cursillo y celebramos nuestra boda. En mis oraciones siempre me encomendaba a la Virgen, y a Sta. Mónica y pedía que fuésemos fieles en el amor hasta la muerte y plenamente felices.

Dejé mi familia, mis amigos, mi pueblo para empezar una nueva vida en Villarrobledo, el pueblo de mi esposo. Fueron pasando los años y empezaron a llegar los hijos, con ellos el Señor nos hacía comprender la responsabilidad que como padres un día aceptamos con el compromiso de acoger los hijos que Dios nos diese y educarlos en la fe y el amor.

Vivíamos justo al lado del Santuario y nuestra parroquia era Sta. María, nos acercamos a ella cuando nació nuestro primer hijo. Éramos como la gran mayoría, cristianos a nuestro aire, cómodos y libres para ir o no a misa cuando nos venía bien. No nos sentíamos por ello pecadores, porque la herencia cristiana que habíamos recibido era muy pobre. Cuando unos padres no viven su fe unidos a la Iglesia, los hijos quedan huérfanos, espiritualmente, en medio del mundo, sin formación religiosa.

Cuando bautizamos a nuestro primer hijo, entramos al Santuario para ofrecérselo a la Virgen y confieso que tenía muy reciente el recuerdo de un bebé qué hacía poco tiempo, acababa de morir, ante el miedo de perderlo le pedí a la Virgen que no le ocurriese nada a mí hijo y la verdad que mi ignorancia cristiana ponía límites a tal ofrenda.

Pasados siete años llega nuestro 2º hijo y con él una pequeña cruz, a los dos meses se le diagnosticó un problema que requería una operación urgente. En plena Semana Santa estábamos en el hospital, le habían operado, tenía ocho meses y recuerdo a mí hijo atado de pies y manos, él lloraba y me sentía impotente. Empecé a saber dónde estaba la capilla del hospital y allí sentía paz.

Al tiempo que vivíamos esta experiencia, también con nuestro hijo mayor, que estaba en catequesis, el Señor sale a nuestro encuentro. Él iba a la catequesis con alegría, como cualquier niño y acogía muy bien lo que le decían, tanto que luego llegaba a casa y me preguntaba si era verdad lo que le decían de Jesús. Los niños hay veces que se ponen pesaditos y los padres solemos contestarles sin más explicaciones, para que nos dejen tranquilos; pero las preguntas de mi hijo me pedían una respuesta sincera. Era a mí a quién Jesús decía: “¿Y tú, crees lo que tu hijo te dice?... ¿Crees en mí?... ¿Qué es para ti la Iglesia?...”. Poco a poco empecé a sentir cierta inquietud.

Había pasado un año de la operación de nuestro hijo, en ese tiempo y después de las dos experiencias vividas, algo en mí había cambiado. Iba a misa los domingos y rezaba con más frecuencia. Mi hijo también lo había notado y cuando algún domingo no quería ir a misa me decía: “¿Mamá, pero porqué ahora tenemos que ir todos los domingos, si antes no íbamos?”…

Llegó domingo de Ramos, recuerdo que mientras estaba en la procesión contemplando la imagen de Jesús sentí mucha alegría y me pareció comprender que Él deseaba entrar en mi vida. Por la tarde, movida por un fuerte deseo de oración, me fui al Santuario y allí sentí que el Señor me decía: “Y si yo te pido que vengas conmigo ¿qué me respondes?”. Me quedé sin palabras porque además, ¡tonta de mí! pensé que me estaba pidiendo la vida y le dije: “Señor no quiero dejar solos a mis hijos y mi marido, ellos me necesitan”.

Al día siguiente me confesé y recuerdo la sonrisa del sacerdote que me ayudo a comprender que el Señor nos pide la vida de muchos modos y no tenemos porqué pensar en la muerte. Desde ese momento le dije al Señor: “¡Aquí estoy, para hacer tu voluntad!... ¿Qué quieres de mí?… ¡Ya ves lo que soy y lo que sé. Tendrás que enseñarme Tú!”.

El Señor nos has confiado la vida de dos hijos y dos hijas, ¡no es fácil ser padres y no digamos si hablamos en cristiano!.. Y en la escuela de la vida estamos, aprendiendo del Maestro las lecciones día a día. No soy la maestra que deseaba, soy simplemente una madre que desea dejar a sus hijos la mejor herencia: “el Amor a Dios y el don de la fe para la vida”. Porque este es el tesoro que yo he encontrado, el que da sentido a mi vida, a todo cuanto me rodea y me acontece.

En nuestros 27 años de matrimonio hemos ido creciendo, poco a poco, en nuestra vocación. No siempre la pareja va al mismo ritmo y a veces resulta difícil de comprender, pero hay que luchar sobre todo en los momentos que nos falta el ánimo. Es entonces cuando te das cuenta que en el matrimonio somos el uno para el otro camino de santificación. Y lo mismo pasa con los hijos, nosotros somos para ellos camino y ellos lo son para nosotros. Comprender esto, si no se tiene fe, resulta difícil.

Consciente de mí debilidad y mi pobreza sigo cada día acercándome al Señor y le ofrezco lo que soy, lo que tengo y lo que hago. No me cansaré de darle gracias por amarme tanto, por haber entregado su Vida para que también yo, tenga Vida y le sigo pidiendo que me haga sentir el gozo y la alegría de servir amando a los demás.

Confieso que hay veces que se hace cuesta arriba permanecer fiel a este deseo y nos vemos tentados a relajarnos y desanimarnos, porque somos humanos.

Cuando el Señor me invitó a seguirlo yo veía a la Iglesia como “el lugar” a donde vamos de vez en cuando para pedir ciertos servicios. Desconocía totalmente la vida de comunidad y veía al sacerdote como la persona que manda en la Iglesia. Esta ignorancia eclesial es la que te lleva a mirar a la Iglesia viendo solamente a un grupo de hombres y mujeres que tienen una misión y una autoridad sobre los demás. Recuerdo que le dije a Jesús: “¡Vale, yo entro en la Iglesia y si no me gusta lo que veo, me salgo!”. Estas palabras eran fruto de mí deseo de conocer, de comprender y de acoger a Dios en mi vida. Bien sabe nuestro Padre lo que necesitamos y empezó por darnos a conocer una realidad de vida que nos atrajo, la Obra de María o movimiento de los focolares, con este nombre es más conocido.

En una Mariápolis, que es un encuentro-vacaciones abierto a todos, para dar a conocer la Obra de María, veíamos en la gente una alegría especial que era fruto de su fe llevada a la vida. Escuchando las experiencias comunes a nuestro vivir diario, nos dimos cuenta de cómo cambian las cosas cuando tenemos presente a Dios en medio nuestro. Enseguida en lo más profundo sentí un fuerte deseo: “Yo quiero también vivir así, como estos cristianos y que mis hijos crezcan conociendo este modo de vivir el Evangelio”. Han pasado los años y ahora puedo decir que yo “soy Iglesia”, que la fe me lleva a servir y entregarme, a los demás por amor. El Espíritu Santo no deja de recordarme las palabras de Jesús en la Última Cena: “Amaos unos a otros COMO YO os he amado”. ¡Pobres de nosotros sino tuviésemos a María! Ella es el trampolín que me empuja y me ayuda para esforzarme en este deseo de crecer y purificarme en el amor. También Ella me enseña a vivir por la unidad, para que se cumpla el deseo de Jesús antes de morir: “Padre que todos sean uno”.

Mari Carmen

viernes, 25 de marzo de 2011


Hoy celebramos la Solemnidad de la Anunciación. Nueve meses antes de la Natividad de Jesús, recordamos su Encarnación, que fue el primer momento de su actividad salvadora. Todo un Dios tomó nuestra carne humana, se hizo uno como nosotros.
En esta jornada, la Iglesia española celebra la vida, en todos sus momentos, desde la concepción hasta su fin natural. El lema de esta Jornada por la Vida es "Siempre hay una razón para vivir", y el siguiente vídeo nos quiere hacer caer en la cuenta de que son muchas las cosas que dan sentido a nuestras vidas, que merece muchísimo la pena ser vivida y disfrutada hasta el último segundo.
¿Qué te parecen las razones que nos proponen? Siempre hay una razón para vivir, ¿cuál es la tuya?

jueves, 17 de marzo de 2011

VIGILIA DE ORACIÓN


En el marco de la semana en que celebramos el día del Seminario, coincidiendo como cada año con la festividad de san José, os convocamos a una nueva vigilia de oración por las vocaciones, por todas sus modalidades en la vida cristiana.

Como es tradición, nos encontraremos en la Catedral de Albacete, a las 21:00 del viernes, día 18 de marzo, y contaremos con algunas sorpresas entre los participantes, como fue que en la anterior vigilia nos acompañara y dirigiera la oración nuestro compañero Pedro José, estrenando prácticamente su ministerio diaconal entre nosotros.

martes, 15 de marzo de 2011

CAMPAÑA DEL SEMINARIO




Durante los próximos días, los seminaristas de la Diócesis vamos a estar "de campaña". Sí, como los políticos. Cada año, coincidiendo con las fechas próximas a la festividad de San José, día del Seminario, pasamos unos días recorriendo las distintas parroquias, colegios, institutos, medios de comunicación, etc., y en general cualquier sitio donde se nos invite a compartir nuestra experiencia de llamados al seguimiento de Cristo mediante la vocación sacerdotal.
Este año, nuestra labor tendrá lugar principalmente en algunas parroquias y colegios de la ciudad de Albacete, y Pedro José, nuestro diácono, hará lo propio en La Roda, que como sabéis es el pueblo donde desarrolla su ejercicio pastoral. También acudiremos al encuentro de algunos grupos de jóvenes, y nos haremos presentes en las radios "Nova Onda" y "COPE" (en el programa de la Iglesia Diocesana).
Un momento culmen entre tanta actividad será la Vigilia de Oración por las Vocaciones que nos reúne cada mes en la Catedral, y que esta ocasión será presidida por nuestro Obispo, don Ciriaco.
Esperamos encontrarnos con muchos de vosotros a lo largo de estos días, y haceros partícipes de lo bonito que es seguir al Señor muy de cerca, intentando ser fieles a la llamada que nos hace y nos renueva cada día.

sábado, 12 de marzo de 2011

Para la Cuaresma

La liturgia es preciosa!!! Os dejamos aquí un himno que podemos rezar durante esta Cuaresma para que nos ayude en este camino hacia la Pascua...


« Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores, para que se conviertan »

Oh bondadoso Creador: escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.

A Ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.

Haz que por la virtud de la abstinencia
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y que, participando del ayuno,
no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, te rogamos
que nos conduzcas a la alegría de la fiestas pascuales
y veremos elevarse a Cristo,
glorioso y con vida sobre los muertos. Amén

miércoles, 9 de marzo de 2011

MENSAJE PARA LA CUARESMA


Como cada año, el Papa Benedicto XVI nos regala un mensaje con el que quiere que profundicemos en algún aspecto concreto de la Cuaresma, de modo que nos sirva para vivirla un poco más intensamente, como medio de preparación y de conversión que nos lleve a culminar gozosamente con la gran alegría de la Resurrección del Señor.
Este año, partiendo de la frase de san Pablo "con Cristo sois sepultados por el Bautismo, con Él también habéis resucitado", nos quiere hacer ver que la vida del cristiano, que comienza en el Bautismo, encuentra su sentido en la resurrección de Jesús, y que en saber que participaremos de ella encontramos nuestra felicidad, pasando antes por la purificación de la Cuaresma.

En el siguiente enlace puedes encontrar el mensaje íntegro:

Esperamos que sirva para tu reflexión...

sábado, 5 de marzo de 2011

¡¡¡10.000!!!


¿Habéis visto el contador de visitas? Pues sí, ¡ya sumamos más de 10.000! Es para la delegación de Pastoral Vocacional un motivo de orgullo (del bueno, jeje) y de alegría ver que hay tanta gente que sigue periódicamente las publicaciones que realizamos a través de este medio.
Tenemos mucho que agradecer a tanta gente que nos animáis a seguir, sea de palabra, sea al compartir vuestros comentarios, sea simplemente con el apoyo que nos mostráis al visitar este blog.
De corazón, ¡¡10.000 gracias!!

jueves, 3 de marzo de 2011

Sed testigos: la misión de todos nosotros

Nuestro flamante diácono!!!!

Sabéis que Pedro ha compartido muchas cosas en este blog. Ahora está en La Roda de Albacete y quiere compartir su testimonio con todos nosotros. Disfrutad mucho. Y Gracias...


Sed testigos: la misión de todos nosotros.

Es un precioso título,

¿verdad? Se va a cumplir un mes de la Ordenación y puedo decir que todavía no me acostumbro ¡soy Diácono! Aparentemente no he cambiado nada, pero no es así. Jesucristo, por medio de la Iglesia, me ha confiado un ministerio. Entonces: Sí, me ha cambiado la vida y mucho.

Durante estos días me ha tocado dirigirme a los fieles en las celebraciones de la Misa, ¡predicando la Palabra de Dios! Tengo que confesar que me daba miedo. Poco a poco ese miedo “escénico” se va perdiendo, pero tengo presente la gran responsabilidad que se me ha confiado. En el momento de la homilía no se puede decir cualquier cosa…

Estoy experimentando la maravilla del comunicarse de Dios. Cuando veo que hay gente que habla de Dios como si fuera un tirano demoledor de las conciencias, pienso: ¡nunca se han leído o han escuchado de verdad alguna página del Evangelio! porque realmente es precioso cómo sale Dios a nuestro encuentro.

Lo más emocionante ha sido comprender cómo esta llamada, esta consagración no es sólo mía. En los días previos de la Ordenación, me di cuenta de la cantidad de personas, con sus nombres y apellidos, que han participado para que este proyecto de Dios saliera adelante. No me he sentido solo y, gracias a esta permanente compañía, he podido perseverar. La presencia de Dios, los Sacerdotes, la familia de uno, matrimonios, monjas de clausura, laicos, los compañeros y amigos del seminario… y niños. Todos estos, que no son cuatro, han estado acompañándome en este camino. Como es obvio: hay que dar muchas gracias a Dios.

El testimonio es la mejor forma de mostrar cómo Dios nos quiere, ahora toca esto con la ayuda de Dios, y si el testimonio es alegre, mejor que mejor.

¿Te apuntas?

martes, 1 de marzo de 2011

VIGILIA DE ORACIÓN


El pasado viernes, 25 de febrero, tuvimos nuestro encuentro mensual en torno al Señor para celebrar una nueva Vigilia de Oración por las Vocaciones. Esta vez, la ocasión fue especial porque por primera vez la oración fue dirigida por nuestro flamante nuevo diácono, Pedro. Sirvan estas líneas para felicitarle por lo mucho que nos ayudó a tener un momento de intimidad con Jesucristo; y por ello le agradecemos el mismo esfuerzo a tantos y tan buenos "directores" de estas oraciones que a lo largo de estos cursos se han ido turnando: Amando Hergueta, Pedro Ortuño, el Padre Diego, Jesús Fuster, Javi Mendoza, Paco Callejas...

Para la próxima, que ya os anticipamos que será el 18 de marzo, víspera de San José, esperamos poder contar con la presencia de D. Ciriaco.

Pero si hay alguien a quien queremos dar las gracias es a todos y cada uno de los que habéis participado en estas vigilias. Vuestra fidelidad es cada día más notoria, como lo demuestra el hecho de que acudieseis en buen número el pasado viernes, a pesar de que no os lo pudimos anunciar con tiempo suficiente esta vez. ¡¡¡Muchas gracias, de corazón!!! El Señor debe estar muy contento de que vayamos siendo tantos los que nos congregamos a estar con Él un ratito cada mes.